lunes, 26 de agosto de 2019

LA BIBLIA SOBRE LA ORACIÓN Y LA VENERACIÓN DE LOS SANTOS

LA BIBLIA SOBRE LA ORACIÓN Y LA VENERACIÓN DE LOS SANTOS

Apocalipsis 8, 3-4: “Y otro ángel vino y se puso en pie delante del altar, teniendo un incensario de oro; y le fue dado mucho incienso para que lo ofreciese con las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y el humo del incienso subió de la mano del ángel delante de Dios con las oraciones de los santos”.

La Iglesia Católica enseña que hay un solo Dios, la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas divinas en un solo Dios. Jesucristo es la segunda persona de la Santísima Trinidad, verdadero Dios y verdadero hombre. Sólo a Dios se le rinde culto y adoración. Esta adoración o culto, que se le da a Dios únicamente, se llama latría.
Los santos en el cielo no son adorados, sino que son venerados como hombres y mujeres santos de Dios en el cielo. La veneración que se les da a los santos, que no es adoración, se llama dulía. La veneración que se le da a la más grande entre los santos, la madre de Dios, se llama hiperdulía. La hiperdulía también es veneración, no culto ni adoración. Ahora que se ha dejado claro esto, miremos lo que la Biblia enseña sobre la oración y la veneración a los santos, de cómo los hombres santos interceden ante Dios, de las reliquias de los santos, y más. Hay muchas cosas en la Biblia sobre este tema que usted posiblemente no las ha tomado en cuenta.
En primer lugar, debemos considerar lo que la Biblia enseña sobre cómo los hombres santos interceden ante Dios.

LA BIBLIA ENSEÑA QUE LOS HOMBRES INTERCEDEN ANTE DIOS – MOISÉS TENÍA UN EXTRAORDINARIO PODER DE INTERCESIÓN ANTE DIOS

Éxodo 32, 9-14: “Dijo más el Señor a Moisés: Yo he visto a este pueblo, que por cierto es pueblo de dura cerviz: Ahora pues, déjame que se encienda mi furor contra ellos, y los consuma: y a ti yo te pondré sobre gran gente. Entonces Moisés oró a la faz del Señor su Dios, y dijo: Oh Señor, ¿por qué se encenderá tu furor contra tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran fortaleza[?]… Vuélvete del furor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo. Acuérdate de Abraham, de Isaac, y de Israel tus siervos… Entonces el Señor se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo”.

La intercesión de Moisés ante Dios era tan grande que Dios incluso le pidió a Moisés que le permitiera destruir a los israelitas. Esto no debe ser entendido como si Dios Todopoderoso pudiera ser o estuviera restringido por algún hombre, sino más bien que Él estaba poderosamente persuadido e influenciado por la estrecha relación de este hombre con Él. Moisés le rogó a Él que no destruyera a su pueblo, y Dios cedió por causa de Moisés. Como podemos ver, no todos los hombres son iguales ante Dios. No todos los hombres tienen el mismo poder de intercesión ante Él. La intercesión de los hombres extraordinarios y santos es poderosa y efectiva.

ABRAHAM TENÍA UN PODER DE INTERCESIÓN EXTRAORDINARIO ANTE DIOS

Vemos otro ejemplo de esto en el caso de Abraham:

Génesis 18, 26-33: “Entonces respondió el Señor: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor de ellos. Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza: Quizá faltarán de cincuenta justos cinco: ¿destruirás por aquellos cinco toda la ciudad? Y dijo: No la destruiré, si hallare allí cuarenta y cinco. Y volvió a hablarle, y dijo: Quizá se hallarán allí cuarenta. Y respondió: No lo haré por amor de los cuarenta.  [Y Abraham, puesto que tenía una poderosa intercesión ante Dios, negoció con Él hasta llegar a diez] Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor de los diez. Y el Señor se fue, luego que acabó de hablar a Abraham; y Abraham se volvió a su lugar”.

LA BIBLIA DICE QUE LAS ORACIONES DE UN HOMBRE HARÍAN QUE DIOS ACEPTE A CIERTAS PERSONAS, QUE DE OTRA MANERA ÉL NO ACEPTARÍA

El siguiente ejemplo que consideraremos es uno en donde la Biblia dice que las oraciones de un hombre harían que Dios acepte a ciertas personas, que de otra manera Él no aceptaría.

Job 42, 7-10: “… el Señor dijo a Elifaz… Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job. Ahora pues, tomaos siete becerros y siete carneros, e id a mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros; porque de cierto a él atenderé para no trataros con afrenta… Fueron, pues, [ellos], e hicieron como el Señor les dijo… Y mudó el Señor la aflicción de Job, orando él por sus amigos…”.

El Señor atendió a los ruegos de Job. La intercesión y las oraciones de los hombres santos obtienen gracias y favores que, el Señor, de otra manera, no siempre daría. Dios dijo que Él le daría esta gracia a Elifaz solamente si Job oraba por él.

DIOS LE DARÍA LA VICTORIA A ISRAEL SOLAMENTE SI MOISÉS (UN HOMBRE) LEVANTABA SUS MANOS

Otro ejemplo de la intercesión de los hombres santos se encuentra en Éxodo 17. Leemos que Israel fue a luchar contra Amalec. Dios le posibilitaba la victoria a Israel siempre y cuando Moisés levantara sus manos. Sin embargo, si Moisés las bajaba, Amalec prevalecería sobre los israelitas.

Éxodo 17, 11-13: “Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. Y las manos de Moisés estaban pesadas; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, uno de un lado y el otro del otro lado; así hubo firmeza en sus manos hasta que se puso el sol. Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada”.

Este es otro ejemplo primario de cómo a veces Dios únicamente garantiza ciertas cosas a través de la intercesión de los hombres santos.

LA DECLARACIÓN DEL SEÑOR ACERCA DE LA INTERCESIÓN DE MOISÉS Y SAMUEL

Jeremías 15, 1: “Y me dijo el Señor: Si Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, mi voluntad no será con este pueblo: échalos de delante de mí…”.

Dios dice que, incluso si Moisés y Samuel se le pusieran delante de Él, Él aun así rechazaría a este pueblo. Esto es muy revelador. Las personas descritas en este pasaje eran tan malvadas que ni siquiera la poderosa intercesión de los grandes siervos de Dios, Moisés y Samuel, podría apaciguar la cólera de Dios contra ellos. Sin embargo, estas palabras nos muestran que la intercesión de los siervos extraordinarios de Dios, tales como Moisés y Samuel – que habían acumulado un crédito o influencia especiales con Él – influye en cómo Dios trata con las personas y cómo las mira, incluso si esto no hizo la diferencia en este caso en particular, a causa de cuán malvadas eran estas personas. La intercesión de los hombres santos ayuda a determinar lo que Dios hace por las personas y lo que Él les hace a ellas, como vimos en los ejemplos de arriba.

¿QUÉ HAY DE 1 TIMOTEO 2, 5: JESÚS ES EL ÚNICO MEDIADOR?

Antes de que sigamos cubriendo más pruebas bíblicas para la veneración y la intercesión de los santos, debemos considerar una objeción. Una de las principales objeciones que presentan los no católicos en contra de la oración a los santos viene de 1 Timoteo 2, 5.

1 Timoteo 2, 5: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”.

Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres, dicen ellos, luego usted no puede incluir a los santos ni las oraciones hacia ellos. Esta objeción es falsa por muchas razones. Sólo porque Jesús sea el único mediador no significa que otros no puedan mediar como parte de la única mediación de Cristo. Por ejemplo, en Juan 10, 16 Jesús dice que Él es el solo y único pastor; pero Él señala a Pedro para pastorear a sus ovejas en Juan 21, 15-17. Efesios 4, 11 también enseña que hay muchos pastores o maestros. El punto es que esos otros sub-pastores todos trabajan bajo y por la institución del único pastor, Jesús.

Otro ejemplo es que Jesús dice que Él es el juez supremo. Leemos esto en Juan 9, 39 y en muchos otros pasajes. Ciertos hombres de Dios, sin embargo, también actúan en su nombre como jueces en el cielo, incluso de los ángeles. Lo leemos en 1 Corintios 6, 2, Mateo 19, 28, y en otras partes. Sí, Jesús es el único mediador, porque el mediador es aquel que une al hombre con Dios. Jesús solo hizo esto por su pasión y muerte. Leemos esto en 2 Corintios 5, 18. Pero eso no significa que dentro de la única mediación de Cristo no haya otros que participen en su mediación. De hecho, la Biblia claramente lo enseña.

SI NO SE PUEDEN HACERLES ORACIONES A LOS SANTOS, ENTONCES USTED NO DEBE PEDIRLES A OTROS QUE OREN POR USTED – PUNTO FINAL

Si la única mediación de Jesús excluyera las oraciones a los santos, entonces esto también excluiría pedirle a su prójimo que ore por usted. No hay forma de evitar la lógica de este argumento. Porque cuando usted le pide a su prójimo que ore por usted, en vez de ir directamente a Jesús, usted le está pidiendo a otra persona que actúe como mediador ante Jesús por usted. Eso es lo que hacen los católicos cuando oran a los santos. En consecuencia, si las oraciones a los santos estuvieran excluidas por la única mediación de Jesús, entonces pedir oraciones a otros definitivamente estaría excluido como tal.

No solamente la mayoría de los protestantes sí aceptan el concepto de pedirles a otras personas que oren por ellos – lo que contradice su rechazo de orar a los santos – sino que, en el Nuevo Testamento, San Pablo mismo les pide repetidamente a otros por sus oraciones.

Romanos 15, 30: “Y os ruego hermanos, por nuestro Señor Jesucristo, y por el amor del Espíritu, que os esforcéis conmigo en oración por mí a Dios”.

Pablo también les dice a otros que él está orando por ellos.

Colosenses 1, 3: “… orando siempre por vosotros…”.

Incluso Pablo dice que las oraciones de otros le conceden gracias.

2 Corintios 1, 11: “Ayudándonos vosotros también con oración por nosotros, para que por el don concedido a nosotros por medio de muchas personas, por muchas sean dadas gracias en nuestro favor”.

LA BIBLIA ENSEÑA QUE EL SUFRIMIENTO DE PABLO INTERCEDE PARA GANAR GRACIAS PARA LAS PERSONAS

La Biblia también dice esto sobre el sufrimiento que padece Pablo:

Colosenses 1, 24: “Que ahora me regocijo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia”.

Este versículo podría impactar a aquellos no católicos que no están familiarizados con él. Pablo dice que el completa, para la Iglesia, aquellas cosas que faltan en las aflicciones de Cristo. Ahora, las aflicciones de Cristo fueron perfectas y de valor infinito; ¿entonces qué significa esto? Lo que San Pablo quiere decir, es que faltan muchos sufrimientos que son necesarios para los miembros de la Iglesia para encontrar su salvación, la cual fue toda hecha posible por el sacrificio de Cristo.

Él está enseñando que sus sacrificios y sus padecimientos, además de sus oraciones, pueden interceder ante Dios para que Dios les dé a otros las gracias para convertirse o para que sigan siendo fieles. Esas personas aún deben cooperar con las gracias, pero los esfuerzos, oraciones y sacrificios de los miembros de la Iglesia pueden ayudar a garantizarlas. Todo esto confirma la enseñanza católica sobre la comunión de los santos, y refuta la equivocación protestante de 1 Timoteo 2, 5.

ESTA VERDAD ESTÁ ARRAIGADA EN LA UNIDAD DEL CUERPO DE CRISTO, QUE EXISTE DESPUÉS DE LA MUERTE

El hecho de que los hombres pueden acudir a otros hombres para pedir oraciones, y que los santos en el cielo pueden responder a las oraciones e interceder, se arraiga en la enseñanza bíblica de la unidad de la Iglesia. Hay una unión entre los miembros de la Iglesia de Jesús. Esta unión no acaba cuando los verdaderos miembros mueren.

San Pablo dice en Romanos 8, 38 y siguientes que ni la vida ni la muerte lo separa a uno del amor de Cristo. Ni separaran a los verdaderos fieles que permanecen juntos en el Cuerpo de Cristo, ya sea en la tierra o en el cielo.

1 Corintios 12, 12 y 21: “… todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo… Y el ojo no puede decir a la mano: No te necesito: Ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros”.

LA BIBLIA DICE QUE LA ORACIÓN DE UN HOMBRE JUSTO ES DE MUCHO VALOR

Aunque los verdaderos miembros de la Iglesia pueden ayudarse entre sí mediante las oraciones, son particularmente poderosas las oraciones e intercesión de los hombres santos. Eso fue exactamente lo que vimos en los casos de Moisés y Abraham. Y es por eso que leemos:

Santiago 5, 16: “Confesaos vuestras faltas unos a otros, y rogad los unos por los otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo, puede mucho”.

Esta es la razón de por qué las oraciones a los santos – que tienen el propósito de invocarlos para que oren a Dios en nuestro nombre – son tan efectivas.

LA BIBLIA TAMBIÉN ENSEÑA QUE LOS SANTOS HOMBRES DIFUNTOS INTERCEDEN

En Mateo 17 vemos que Jesús, cuando se transfiguró ante tres de sus apóstoles, se apareció junto con Moisés y Elías.

Mateo 17, 2-3: “Y [Él] se transfiguró delante de ellos; y su rostro resplandeció como el sol… Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Él”.

Esto nos muestra que, incluso después de la muerte, los santos se interesan en los asuntos terrenales y están dispuestos a interceder por nosotros. Puesto que los espíritus de los hombres justos hechos perfectos, así como Hebreos 12 llama a los santos, están entre la nube de testigos junto con los ángeles en el cielo que nos ayudan.

Hebreos 1, 14: “¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de salvación?”.

Salmo 91, 11: “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos”.

DESPUÉS DE LA MUERTE, EL PROFETA SAMUEL SE LE APARECIÓ AL REY SAUL

En 1 Samuel 28 (1 Reyes 28 en la Biblia católica), vemos un claro ejemplo de un santo difunto apareciéndosele a un hombre. Este fue el profeta Samuel, que había fallecido hace algún tiempo. Él se apareció al rey Saúl, y lo amonestó por su desobediencia a Dios.

1 Samuel 28 12-20: “Y viendo la mujer a Samuel, clamó en alta voz… Y Samuel dijo a Saúl… Como tú no obedeciste a la voz del Señor, ni cumpliste el furor de su ira sobre Amalec, por eso el Señor te ha hecho esto hoy… En aquel punto cayó Saúl en tierra cuán grande era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel…”.

Recuerde, Samuel ya había fallecido hace algún tiempo.

EL LIBRO DEL APOCALIPSIS NOS MUESTRA CÓMO LAS ORACIONES DE LOS SANTOS INTERCEDEN EN EL CIELO ANTE EL ALTAR DE DIOS

El libro del Apocalipsis también nos da un vistazo de cómo los santos y sus oraciones interceden por los hombres.

Apocalipsis 8, 3-4: “Y otro ángel vino y se puso en pie delante del altar, teniendo un incensario de oro; y le fue dado mucho incienso para que lo ofreciese con las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y el humo del incienso subió de la mano del ángel delante de Dios con las oraciones de los santos”.

Vemos otro ejemplo en Apocalipsis capítulo 5.

Apocalipsis 5, 8: “… los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero, teniendo cada uno arpas, y tazones de oro llenos de perfumes, que son las oraciones de los santos”.

EN APOCALIPSIS CAPÍTULO 6, VEMOS QUE LOS SANTOS FALLECIDOS LE PIDEN A DIOS QUE INTERVENGA EN LA TIERRA

En el capítulo 6, vemos que los santos fallecidos, que fueron martirizados por la verdadera fe de Jesús, le piden a Dios que vengue su sangre.

Apocalipsis 6, 9-10: “Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que ellos tenían. Y clamaban en alta voz diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra?”.

Nótese que las almas de aquellos mártires fallecidos clamaban debajo del altar. Desde la antigüedad, la Iglesia católica ha puesto las reliquias de los mártires debajo del altar. El hecho de que las voces de los mártires vengan desde abajo del altar – exactamente en donde se ubican las reliquias en las iglesias católicas – es una confirmación bíblica interesante de la práctica católica.

DESPUÉS DE SU MUERTE, UN SUMO SACERDOTE FUE VISTO INTERCEDIENDO POR LOS JUDÍOS

El siguiente ejemplo que vamos a mirar viene de 1 Macabeos capítulo 5. Este es un libro que los protestantes quitaron de la Biblia cuando se separaron de la Iglesia católica. Los comentarios dados en la sección sobre el purgatorio demuestran que los libros de los Macabeos hacen parte del verdadero Antiguo Testamento. Esto se prueba por el hecho de que el Nuevo Testamento cita a la Septuaginta, que contiene los libros de los Macabeos y los otros que los protestantes rechazan.

Este pasaje trata sobre la visión de Onías, un sumo sacerdote que había muerto.

2 Macabeos 15, 12-15: “He aquí el sueño que había tenido: Onías, que había sido sumo sacerdote, hombre bueno y bondadoso, de venerable aspecto, de suaves maneras, de elegante lenguaje, que desde su niñez se había ejercitado en toda virtud, tendía sus manos, orando por toda la comunidad de los judíos. Se le apareció también otro varón… Onías dijo: ‘Este es el… que ora mucho por el pueblo y por la ciudad santa: Jeremías, profeta de Dios. Y tendía Jeremías su diestra y entregaba a Judas una espada de oro…’”.

Este pasaje fascinante (que ha sido eliminado de la biblia protestante) relata la visión del fallecido sumo sacerdote Onías. Después de su muerte, él estaba viendo tender sus manos e intercediendo por los judíos con sus oraciones. Onías también presenta al fallecido profeta Jeremías, que le da una espada de oro a Judas Macabeo. Judas Macabeo no debe ser confundido con el traidor del Nuevo Testamento, Judas Iscariote. Este pasaje es, por lo tanto, otra clara prueba de la intercesión de los santos fallecidos, y de la efectividad de sus oraciones.

MOISÉS Y SAMUEL YA HABÍAN MUERTO EN EL MOMENTO EN QUE DIOS LES INDICÓ QUE PODÍAN INTERCEDER

Anteriormente yo había citado el siguiente pasaje para demostrar que los hombres interceden ante Dios.

Jeremías 15, 1: “Y me dijo el Señor: Si Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, mi voluntad no será con este pueblo: échalos de delante de mí…”.

Dios dice que, incluso si Moisés y Samuel se le pusieran delante de Él, Él aun así rechazaría a este pueblo. Esto muestra cuánto considera Dios el poder de intercesión de los santos, incluso si en este caso en particular no tuvo efecto ante Él. Este pasaje se volvió a citar acá porque se debe señalar que, tanto Moisés como Samuel, ya habían muerto cuando vivía Jeremías. Por ende, Jeremías 15, 1 también prueba la enseñanza bíblica sobre la intercesión de los hombres santos ya fallecidos.

EL SIGNIFICADO Y LA FRECUENCIA DE LOS ÁNGELES EN EL PLAN DE DIOS

Para más prueba de la enseñanza bíblica sobre la intercesión de los santos, debemos considerar la enseñanza de la Biblia sobre la intercesión de los ángeles.

1 Crónicas 21, 18 (1 Paralipómenos 21, 18 en la Biblia católica): “Y el ángel del Señor ordenó a Gad que dijese a David…”.

2 Reyes 1, 3 (4 Reyes 1, 3 en la Biblia católica): “Entonces el ángel del Señor habló a Elías… diciendo: Levántate, y sube a encontrarte con los mensajeros… y diles…”.

Hechos 8, 26: “Y el ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur…”.

A través de la Biblia vemos que Dios usa a sus ángeles. Hay literalmente docenas de pasajes que uno podría citar. Él los usa para llevar sus mensajes, para dar sus instrucciones, para llevar su justicia, y para responder a las oraciones.

DIOS RESPONDE A LAS ORACIONES MEDIANTE SUS ÁNGELES

Números 20, 16: “Y clamamos al Señor, el cual oyó nuestra voz, y envió el ángel…”.

Isaías 37, 15-20 y 36: “Entonces Ezequías oró al Señor, diciendo… Ahora pues, Señor Dios nuestro, líbranos de su mano… Y salió el ángel del Señor, e hirió a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios”.

Dios responde las oraciones enviando a sus ángeles. Eso está claro.

A LOS ÁNGELES TAMBIÉN SE LES IMPLORA, SE LES RUEGA Y SE LES ORA

La comunicación e intercesión de los ángeles en el nombre de Dios es tan frecuente, tan habitual, tan entrelazada con el plan de Dios, como lo muestran docenas de pasajes, que los ángeles no sólo son enviados por Dios, sino que también los hombres les ruegan y les suplican. Se les piden a los ángeles; el pueblo de Dios implora a los ángeles por respuestas y ayuda, en sus necesidades temporales y espirituales.

Jueces 6, 12-13: “Y el ángel del Señor se le apareció, y le dijo: el Señor es contigo, varón esforzado. Y Gedeón le respondió: Te suplico, señor mío, si el Señor es con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto?”.

Aquí vemos que Gedeón le suplica al ángel. Eso quiere decir que él requiere algo del ángel; él le pide algo. En el libro de Oseas, vemos que Jacob le hizo una súplica a un ángel. Una súplica es una petición sincera o humilde; es una oración. Algunas traducciones dicen que Jacob le rogó al ángel. Rogar significa orar.

Oseas 12, 3-4: “Sí, [Jacob] luchó con el ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó”.

Entonces, la Biblia enseña que los ángeles no sólo llevan los mensajes de Dios, imponen la justicia de Dios, son enviados como una respuesta a las oraciones, sino que también se les ora como tal. No porque los ángeles sean Dios, por supuesto; sino porque los ángeles son siervos poderosos y sobrenaturales del Altísimo que tienen una relación estrecha con Él en el cielo. Aquí hay otro pasaje:

Lucas 1, 10-13: “Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. Y se le apareció un ángel del Señor… Y viéndole, se turbó Zacarías, y cayó temor sobre él. Mas el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída…”.

Vemos que el ángel escucho la oración y la respondió. Después de considerar algunos de estos hechos y pasajes, algunos no católicos podrían decir: “bien, usted ha mostrado que la Biblia enseña que los ángeles responden a las oraciones, e incluso les podemos orar. Pero eso se refiere a los ángeles, no a los santos”. En respuesta, les pido que consideren cuidadosamente estas palabras de Jesús:

JESÚS DICE QUE LOS SANTOS SERÁN COMO LOS ÁNGELES DE DIOS

Mateo 22, 29-30: “Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, no conociendo las Escrituras, ni el poder de Dios. Porque en la resurrección ni se casan, ni se dan en casamiento, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo”.

Jesús enseña que los santos de Dios en el cielo son como los ángeles. Lo que Jesús dice acá no sólo aplica después de la resurrección final, sino a los santos que ahora están en el cielo. Pues en el mismo capítulo, Jesús pasa a hablar de los hombres justos que ya fallecieron, Abraham, Isaac y Jacob, como hombres que viven (Mateo 22, 32). La versión de este pasaje en el Evangelio según San Lucas menciona esta verdad aún más claramente.

Lucas 20, 34-36: “Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este mundo se casan, y se dan en casamiento; pero los que fueren tenidos por dignos de aquel mundo y la resurrección de los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento. Porque no pueden morir ya más; pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección”.

Entonces, los santos en el cielo son como los ángeles. ¿Los ángeles imponen la justicia de Dios? Sí. ¿Los ángeles responden a las oraciones, en nombre de Dios, que son enviadas al cielo? Sí. ¿Los ángeles reciben súplicas y oraciones? Sí. Por lo tanto, los santos de Jesús hacen todas esas mismas cosas.

Ahora que hemos visto el vínculo entre los ángeles y los santos, debemos considerar un par de cosas más al respecto. La intercesión de los ángeles en nombre de Dios es extraordinariamente poderosa y efectiva. Los ángeles transmiten el mensaje del Todopoderoso tan fielmente que, en muchos pasajes, no queda del todo claro si es el ángel el que habla o si es Dios el que habla. En algunas descripciones bíblicas, los dos se transforman en uno, si se quiere, porque el ángel está por completo al servicio del Todopoderoso. He aquí sólo tres ejemplos:

Zacarías 12, 8: “… la casa de David será como Dios, como el ángel del Señor delante de ellos”.

Lucas 2, 9: “… el ángel del Señor vino sobre ellos, y la gloria del Señor los cercó de resplandor…”.

Éxodo 3, 2-4: “Y le apareció el ángel del Señor en una llama de fuego en medio de una zarza… Y viendo el Señor que [Moisés] iba a ver, lo llamó Dios…”.

LOS ÁNGELES EN EL CIELO (Y POR ENDE LOS SANTOS) ESTÁN INVOLUCRADOS ÍNTIMAMENTE EN LA SALVACIÓN DE LOS HOMBRES BAJO JESUCRISTO

En el siguiente pasaje vemos la importancia que Jesús le da al testimonio de los ángeles (y por tanto al de los santos).

Lucas 12, 8-9: “… todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; pero el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios”.

Además de su confesión ante su Padre (Mt 10, 32), Jesús considera como supremamente significativa su confesión ante los ángeles.

Jesús también indica que los ángeles están íntimamente involucrados e interesados por la conversión y la salvación de los hombres. Miren lo que Él dice aquí:

Lucas 15, 10: “Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente”.

Esta declaración de Jesús sugiere que los ángeles tienen una conexión e influencia con la salvación de los hombres. Ellos se alegran cuando un hombre se convierte porque ellos desean su salvación, y su intercesión ayuda a su conversión. Ellos se regocijan por él, lo ayudan; ellos oran por él. Es por eso que los católicos comprenden que la intercesión de los santos es muy importante, así como las oraciones a ellos. Los santos en el cielo son como los ángeles de Dios. Cuando la persona les ruega, ellos a su vez le ruegan a Dios, que comúnmente garantizan sus gracias al nombre de la persona por causa de la relación estrecha del ángel con Él.

LA BIBLIA ENSEÑA QUE LOS ÁNGELES SE PRESENTAN EN LAS ASAMBLEAS DE LOS FIELES, Y QUE SU PRESENCIA MERECE SER HONRADA

1 Corintios 11, 10: “Por lo cual, la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles”.

Este pasaje se refiere a la cobertura en la cabeza que las mujeres deben tener en el servicio de culto. Dice que ellas deben cubrirse por causa de los ángeles. Piénselo. El pasaje pudo haber dicho que una mujer debería cubrirse su cabeza por causa de Dios. Pero dice por causa de los ángeles, lo que indica que la veneración también es debida a ellos. A propósito, en la Iglesia católica tradicional, las mujeres se cubren su cabeza en la Misa. Esta tradición deriva de este precepto bíblico.

LA BIBLIA DESCRIBE A SAN JUAN BAUTISTA COMO EL ÁNGEL DE DIOS

Para culminar el punto y la comparación entre los ángeles y los hombres santos, uno debe percatarse de que Jesús describe a San Juan Bautista como el ángel que fue profetizado para preparar su camino.

Mateo 11, 10: “Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi ángel delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti”.

Juan Bautista fue descrito como el mensajero [aggelon en griego] de Dios, porque los ángeles y los santos actúan como mensajeros de Dios. Ellos son una avenida para las instrucciones y gracias de Dios, y para dar respuestas del cielo a las oraciones.

HEBREOS 12: EL CRISTIANO VIENE ANTE LOS “ESPÍRITUS DE LOS JUSTOS HECHOS PERFECTOS”

Ahora debemos retornar a Hebreos capítulo 12. Este es un capítulo muy importante con respecto a este tema. En Hebreos 12, encontramos una descripción de la Iglesia de Jesucristo y su majestad celestial. Nótese que el cristiano, acercándose ante la descripción celestial de la Iglesia, se acerca ante los espíritus de los justos hechos perfectos (los santos). Permítanme repetirlo: él se acerca ante los espíritus de los justos hechos perfectos: los santos en el cielo. Se le advierte al cristiano de acercarse ante todo lo siguiente:

Hebreos 12, 22-25: “Sino que os habéis acercado al monte de Sión, y a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a una compañía innumerable de ángeles, a la congregación general e iglesia de los primogénitos que están inscritos en el cielo, y a Dios el Juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos perfectos, y a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre del rociamiento que habla mejor que la de Abel. Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que hablaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháramos al que habla desde el cielo”.

Los espíritus de los justos hechos perfectos, los santos, están en el cielo. Vemos que ellos están prominentemente incluidos en la descripción de aquellos a quienes los cristianos se acercan ante la imagen de la Iglesia celestial. Esto confiere mayor credibilidad al hecho de que las oraciones dirigidas a ellos, y su intercesión, están fundamentadas bíblicamente y son de un valor enorme. Esto es así porque Dios es glorificado, no disminuido, en sus santos.

DIOS ES GLORIFICADO EN SUS SANTOS

2 Tesalonicenses 1, 10: “Cuando [Jesús] viniere para ser glorificado en sus santos, y para ser admirado en aquel día en todos los que creen…”.

Los santos no disminuyen la gloria de Dios; al contrario, la aumentan. Ellos resaltan las cosas grandes y extraordinarias que Dios hace con aquellos que lo sirven. Aquellos que están más cerca del Rey pueden obtener favores que no siempre se les dan a aquellos que están más alejados de Él, al igual que en cualquier otra jerarquía, familia, compañía, equipo, etc. Esta es la verdad y la verdadera visión católica del cielo.

LA VISIÓN CATÓLICA DEL CIELO, QUE RECONOCE LA INTERCESIÓN Y LA UBICACIÓN CORRECTA DE LOS SANTOS, LE DA LA PLENITUD DE LA GLORIA A JESÚS – LA VISIÓN PROTESTANTE SE LA QUITA

Para hacer una analogía, la visión católica del cielo es como el palacio magnífico de un Rey, en donde hay docenas de niveles de siervos y asistentes. Ellos esperan en el Rey y le han dedicado toda su vida. Ellos son sus verdaderos amigos, además de sus siervos. Su regocijo, sus vidas de servicio, y su ejemplo extraordinario son causa de admiración en cada visitante.

Todos los siervos del Rey poseen su propio esplendor. Este esplendor les ha sido dado como resultado de su propio lugar de honor en el palacio. El Rey ha otorgado algo de su propia gloria en cada uno de ellos, aunque la gloria de ellos es infinitamente menor que la gloria de Rey. La gloria personal de los siervos contribuye a la gloria de todo el palacio. La profunda gloria de los siervos y amigos del Rey es causa de maravilla. ¿Cuál debe ser la gloria única del mismo Rey,  a quien todos estos individuos sirven?

Cuando usted vea más del palacio, y se acerque más al Rey, la gloria de sus amigos y siervos incrementa. Así como en la creación, la intensa disposición del diseño de Dios es un deleite para contemplar – con paisajes tan diversos como las montañas nevadas, los ríos en movimiento, las selvas verdes, los bellos bosques – en el cielo hay una incontable variedad de personas; cada una tiene una historia diferente, una prueba diferente, un sacrificio diferente, un don diferente, los cuales todos fueron dedicados y usados para Dios en mayor medida, y que culminaron en la felicidad perfecta en el cielo. Esta impresionante variedad – este orden brillante de los huéspedes celestiales – lo inspira a uno a amar y admirar aún más al Todopoderoso. Esta es la visión católica del cielo y de la jerarquía celestial. Claramente la gloria de los santos no le quita a la gloria de Dios, sino que la aumenta. Como María dijo:

Lucas 1, 46: “Mi alma engrandece al Señor…”.

La visión protestante es muy diferente. Es comparable a un palacio que únicamente está ocupado por el Rey. En este palacio, parece que no hay nadie más presente. ¿Cuál Rey es más glorioso? ¿Cuál imagen del reino celestial es la verdadera? ¿Cuál es la bíblica? La respuesta es que la Biblia enseña la visión católica, la comunión de los santos.

LA BIBLIA ENSEÑA LA VISIÓN CATÓLICA DEL CIELO, DE JESÚS Y DE LOS SANTOS – LA BIBLIA NO ENSEÑA LA VISIÓN PROTESTANTE

Daniel 7, 10: “Un río de fuego procedía y salía de delante de Él: millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de Él: El Juez se sentó, y los libros fueron abiertos”.

Este pasaje es impactante, no sólo porque revela el increíble poder del juicio de Dios y su presciencia; sino porque el alucinante número de los siervos que le servían hace a la imagen aún más cautivante.

Mateo 25, 31: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con Él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria”.

Dios viene con y es glorificado por sus ministros, sus ángeles y sus santos.

Judas 1, 14: “He aquí, el Señor viene con decenas de millares de sus santos”.

Como vemos, la visión católica es claramente la correcta, al igual que la visión bíblica del Rey celestial y del orden de la jerarquía celestial.

LA BIBLIA ENSEÑA QUE LOS SANTOS SON MODELOS DE IMITACIÓN

Hemos establecido que orar a los santos es bíblico. En consideración a su gran fidelidad a Cristo, la Biblia también enseña que los santos deben ser imitados y venerados.

1 Corintios 4, 16: “Por tanto, [yo, Pablo] os ruego que seáis seguidores de mí”.

¿Por qué?

1 Corintios 11, 1: “Sed seguidores de mí, así como yo de Cristo”.

En realidad, un verdadero cristiano no sigue a ningún hombre. Más bien, este versículo significa que el venera a los santos, y trata de imitar su formidable vida espiritual y fidelidad al Evangelio.

LA BIBLIA ENSEÑA QUE DIOS SALVÓ A 276 POR SAN PABLO

Los santos son modelos de imitación, porque los grandes santos alcanzaron tantas gracias y tantos favores de Cristo que su intercesión, por la gracia de Jesucristo, literalmente puede ayudar a salvar vidas y almas. Por ejemplo, en Hechos capítulo 27 leemos que Pablo estaba en un barco dirigido a Italia. Una gran tormenta se levantó, amenazando con destruir el barco y matar a todos los que iban a bordo.

Hechos 27, 21-24: “Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Señores, debían por cierto haberme oído, y no haber zarpado de Creta, para recibir este daño y pérdida. Pero ahora os exhorto a que tengáis buen ánimo; porque no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. Pues esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha dado todos los que navegan contigo”.

Un ángel le dijo que todos los hombres se salvarían porque Dios les ha dado la gracia a todos por él. Piénselo. Esto muestra el profundo poder de intercesión de los hombres santos. En total, Dios salvó a 276 hombres por Pablo.

LA BIBLIA ENSEÑA QUE LOS SANTOS DEBEN SER ATENDIDOS COMO UN MODELO - ES POR ESO QUE LA IGLESIA CATÓLICA CANONIZA A LOS SANTOS

Filipenses 3, 17: “Hermanos, seguid mi ejemplo, y señalad a los que así anduvieren, como nos tenéis por ejemplo”.

Es por eso que la Iglesia católica canoniza a los santos, y los eleva para que nosotros los imitemos y veneremos. De hecho, la Biblia hace lo mismo – señalarlos como un modelo – con los campeones de la fe en el Antiguo Testamento.

Santiago 5, 10: “Hermanos míos, tomad por ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que han hablado en el nombre del Señor”.

Hebreos capítulo 11 hace una lista completa de los modelos de fe del Antiguo Testamento y de sus obras para señalarlos como modelos de admiración e imitación. Hebreos 12, 1 describe a estos santos como una nube de testigos.

Hebreos 12, 1: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso, y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”.

LA BIBLIA SOBRE LAS RELIQUIAS DE LOS SANTOS

La Biblia también enseña que incluso las reliquias de aquellos hombres santos son veneradas y pueden ser milagrosas. En primer lugar, en Mateo 9, 20-22, vemos que una mujer que tocó el manto de Jesús fue curada de una hemorragia. Ciertamente Jesús es Dios, y no un mero santo. Muchos no católicos dirán que es supersticioso o idólatra venerar las reliquias de los santos. Pero la Biblia enseña lo contrario.

LOS PAÑUELOS Y DELANTALES DE PABLO ERAN MILAGROSOS

Hechos 19, 11-12: “Y hacía Dios milagros incomparables por mano de Pablo; de tal manera que aun los pañuelos o delantales de su cuerpo eran llevados a los enfermos, y las enfermedades se iban de ellos, y los malos espíritus salían de ellos”.

A Pablo no solamente se le dieron poderes milagrosos, sino que los pañuelos y delantales que él había tocado eran efectivos para obrar milagros. Vemos algo similar con San Pedro. En Hechos 9, San Pedro resucitó a Tabita de la muerte. En Hechos 5, 15 leemos que su misma sombra era considerada efectiva para sanar y curar milagrosamente.

EL MANTO DE ELÍAS PARTIÓ MILAGROSAMENTE EL RIO JORDÁN

En el Antiguo Testamento vemos la misma enseñanza bíblica sobre las reliquias de los santos. En 2 Reyes 2 (4 Reyes 2 en la Biblia católica), vemos que el manto del profeta Elías partió milagrosamente el rio Jordán.

2 Reyes 2, 13-14: “Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán. Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas… Y así que hubo del mismo modo golpeado las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo”.

LOS HUESOS DEL PROFETA ELISEO RESUCITARON A UN HOMBRE

Otro ejemplo de una reliquia milagrosa viene de 2 Reyes 13, 21 (4 Reyes 13, 21 en la Biblia católica). Leemos que los huesos del profeta Eliseo eran tan poderosos que resucitaron a un hombre.

2 Reyes 13, 21: “Y aconteció que al sepultar unos a un hombre… arrojaron al hombre en el sepulcro de Eliseo: y cuando llegó a tocar el muerto los huesos de Eliseo, revivió, y se levantó sobre sus pies”.

Los huesos de los santos son unas de las reliquias más comunes usadas por los católicos. Lejos de ser idolatría o superstición, vemos que las reliquias católicas se basan en la enseñanza bíblica y en la práctica.

LA BIBLIA SOBRE LA VENERACIÓN DE LAS IMÁGENES Y LAS ESTATUAS

Muchos protestantes rechazan el uso de estatuas e imágenes de los santos. Ellos piensan que es idolatría y que está condenado por la Biblia. Sin embargo, como acabamos de decir con respecto a su posición sobre las reliquias de los santos, su posición sobre este otro asunto tampoco es correcta. Uno de los principales versículos que a ellos les gusta citar es Deuteronomio 5, 8.

Deuteronomio 5, 8: “No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, o abajo en la tierra, o en las aguas debajo de la tierra”.

Ellos dicen que este pasaje condena hacer o usar imágenes de escultura. Pero su argumento falla por muchas razones. En primer lugar, si uno fuera a tomar el pasaje en sí mismo tal y como ellos lo entienden, estaría prohibido hacer figuras de cualquier cosa de la tierra. “Ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, o abajo en la tierra, o en las aguas debajo de la tierra”.

Eso significaría que uno no podría hacer o tener la imagen de ningún animal; puesto que tal imagen es la figura de algo de la tierra. Casi todos los protestantes, no obstante, rechazarían esa comprensión del pasaje, aunque eso es lo que dice ahí. No solamente la mayoría de los protestantes sí aceptan imágenes tales como las figuras de los animales, sino que también aceptan las imágenes y las figuras de otros humanos. Ellos llevan consigo fotos de los miembros de su familia. Eso contradice su interpretación de las palabras de Deuteronomio 5, 8.

Además, muchos de los mismos protestantes incluso no tienen problema con las estatuas de prominentes líderes militares u otras figuras. Aun cuando son pocos los que hacen objeción de tales estatuas, básicamente todos ellos aceptan y usan imágenes de escultura como las de las monedas. Las monedas en sus bolsillos tienen imágenes de hombres. De acuerdo con su comprensión de Deuteronomio 5, 8, ellos cometerían idolatría y estarían violando el primer mandamiento de Dios cargando con tales monedas y/o usándolas. El caso es que su entendimiento del pasaje es completamente erróneo. Es por eso que ellos deben ser totalmente selectivos en la aplicación de Deuteronomio 5, 8 y pasajes similares.

Entonces, ¿el pasaje realmente prohíbe hacer toda clase de imágenes? Claro que no, como veremos. Eso se muestra por el contexto del pasaje – en particular, del siguiente versículo:

Deuteronomio 5, 8-9: “No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, o abajo en la tierra, o en las aguas debajo de la tierra: No las adorarás ni les servirás…”.

No las adorarás ni les servirás. Esta es la clave. Esto es lo que Dios está prohibiendo. Él está prohibiendo hacer estatuas o imágenes para adorarlas o para adorar criaturas tales como animales, etc., en lo que muchos judíos estaban propensos a caer.

Los católicos no adoran estatuas o imágenes. Decir otra cosa es mentir. Los católicos sólo adoran a Dios. Las imágenes y las estatuas sirven como recuerdos de las personas santas y los hechos que ellos representan. Pero aún hay más.

DIOS ORDENA ESPECÍFICAMENTE A HACER ESTATUAS RELIGIOSAS

En la Biblia, Dios ordena específicamente a hacer y usar estatuas con fines religiosos. El siguiente versículo debería aplastar, de una vez por todas, la falsa idea de que la Biblia condena el uso de verdaderas estatuas e imágenes religiosas.

Éxodo 25, 18-19: “Harás también dos querubines de oro, labrados a martillo los harás, en los dos extremos del propiciatorio. Harás, pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro extremo: de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos”.

Dios ordena específicamente a hacer dos estatuas de querubines. Los querubines son ángeles. Esto en cuanto a la (falsa) idea de que hacer estatuas o imágenes está prohibido. Tal idea es una completa tergiversación de la enseñanza de las Sagradas Escrituras, que las prohíbe con respecto al culto idólatra de las criaturas. Otros pasajes en la Biblia en donde vemos referencias al mandato de Dios de hacer estatuas con verdaderos propósitos religiosos son: Éxodo 26, 1, 1 Reyes 6 o 3 Reyes 6 en la Biblia católica, y 1 Reyes 7, 25-36 o 3 Reyes 7, 25-36 en la Biblia católica.

DIOS ORDENÓ A LOS ISRAELITAS QUE USARAN LA IMAGEN DE UNA SERPIENTE DE BRONCE

También encontramos que Dios ordenó el uso de imágenes para curar a las personas – imágenes que, a primera vista, algunos podrían encontrar sorprendentes o peor. Dios le ordenó a Moisés que hiciera una imagen de una serpiente para que las personas la miraran y fueran sanadas.

Números 21, 8: “Y el Señor dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre un asta; y será que cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá”.

LOS PROTESTANTES QUE CONDENAN EL USO DE ESTATUAS E IMÁGENES COMPARTEN SU CREENCIA (ICONOCLASTA) CON LOS MUSULMANES

Los no católicos que consideran idólatra el uso de estatuas o imágenes religiosas no sólo condenan los pasajes bíblicos que hemos cubierto, sino que también comparten su creencia con los musulmanes. Los musulmanes abominan tales estatuas e imágenes. De hecho, en el siglo VIII, el emperador bizantino León III quedó consternado cuando algunos militares cristianos perdieron a manos de los musulmanes. Él concluyó falsamente que esto era el resultado del disgusto de Dios por usar estatuas e imágenes en las iglesias cristianas. Tales imágenes fueron usadas a través del tiempo por la Iglesia cristiana (la Iglesia católica) desde la antigüedad. Estas imágenes y estatuas son usadas para elevar la mente hacia Dios, para acordarnos de Él, de su santa Madre y de sus siervos celestiales. Fue por ello que Dios ordenó que las hicieran para el templo. Pero el emperador León III emprendió una campaña para destruir esas imágenes y quitarlas de las iglesias cristianas.

Los papas se opusieron a esta herejía, conocida como la iconoclasia. La iconoclasia, que significa ruptura de imágenes, es una herejía que muchos protestantes sostienen hoy en día. Esto fue rechazado y condenado como falso por la Iglesia católica en el Segundo Concilio de Nicea del año 787. Este antiguo concilio católico – que se conoce como el séptimo concilio ecuménico – es el último concilio católico que es aceptado por los cismáticos ‘ortodoxos’ de oriente, los anglicanos y algunos protestantes.

LA OBJECIÓN PROTESTANTE DE QUE LOS CATÓLICOS ADORAN ESTATUAS E IMÁGENES, PORQUE ALGUNAS VECES SE ARRODILLAN O SE INCLINAN ANTE ELLAS EN ORACIÓN, ES REFUTADA POR LA BIBLIA

Otra falsa idea que debe ser mencionada es la idea de que los católicos adoran estatuas porque a veces se arrodillan o se inclinan ante ellas en oración. Esta objeción es falsa y se refuta por las Sagradas Escrituras.

La postura de arrodillarse – e incluso de postrarse en el suelo – no implica necesariamente culto o adoración. Sí significa eso en ciertos contextos religiosos y en algunas falsas religiones; pero inclinarse, arrodillarse, e incluso postrarse por completo, puede ser simplemente una señal de respeto, una postura humilde.

Cualquiera que se haya tomado el tiempo de leer el Antiguo Testamento, sabe que inclinarse o postrarse ante alguien no implica necesariamente adoración. A través del Antiguo Testamento, leemos que las figuras santas se inclinaban postrándose ante otros hombres, no como señal de culto o adoración, sino de respeto y humildad. Por ejemplo:

Génesis 33, 3: “Y él [Jacob] pasó delante de ellos, y se inclinó a tierra siete veces, hasta que llegó a su hermano [Esaú]”.

Jacob se inclinó completamente a tierra siete veces antes de que llegara su hermano Esaú. Él hizo esto como una señal de humildad. Este es el mismo Jacob del cuál Jesús dijo en Lucas 13, 28: “cuando veáis a Abraham, y a Isaac, y a Jacob, y a todos los profetas en el reino de Dios…”. Él no era un idólatra, obviamente.

Leemos algo similar de Abraham en Génesis 23, 12.

Génesis 23, 12: “Y Abraham se inclinó delante del pueblo de la tierra”.

Lot se inclinó con su rostro a tierra para venerar a los ángeles que llegaban.

Génesis 19, 1: “Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo”.

Hay muchos otros pasajes como este a lo largo de los libros de Reyes y Samuel.

2 Samuel 9, 8 (2 Reyes 9 en la Biblia católica): “Y él [David] inclinándose [ante Saúl], dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?”.

1 Samuel 24, 8 (1 Reyes 24 en la Biblia católica): “También David se levantó… dio voces a las espaldas de Saúl, diciendo: ¡Mi señor el rey! Y como Saúl miró atrás, David inclinó su rostro a tierra, e hizo reverencia”.

Otros pasajes que muestran que los hombres se inclinan, etc. ante otros hombres, no de manera idólatra, sino simplemente por humildad y respeto, son: Génesis 43, 26, Rut 2, 8-10 y otros. Esto es suficiente para refutar la falsa aseveración de que los católicos adoran estatuas cuando ellos se arrodillan o se inclinan para asumir una postura humilde y respetuosa, mientras invocan a la persona celestial a quien representa la estatua o imagen.

LA EVIDENCIA ES IRREFUTABLE, LA ORACIÓN A LOS SANTOS ES BÍBLICA
Hemos visto en gran detalle que la Biblia enseña la comunión de los santos. Hemos visto que la oración a los santos es bíblica. Hemos visto que Jesús enseña que los santos en el cielo son como los ángeles. Hemos visto que los santos fallecidos y sus oraciones interceden por los hombres. Hemos visto que las reliquias y las estatuas no son idolatría, sino que están fundamentadas bíblicamente. Nada de esto sugiere que uno no pueda orarle a Jesús directamente.
Los verdaderos católicos le oran directamente a Jesús todos los días, pero hacer oración a los santos e invocar su intercesión es extremadamente efectivo, poderoso, y a menudo garantiza las gracias de Jesús que de otra forma Él no está inclinado a dar. Es particularmente importante y necesario en el caso de la más grande entre los santos, la madre de Jesús, la Bienaventurada Virgen María, el vaso mediante el cual Él eligió venir a la Tierra. La veneración y la intercesión de los santos fueron reconocidas desde el mismo principio de la Iglesia cristiana, por los padres de la Iglesia.
LOS SANTOS CATÓLICOS PROPAGAN EL EVANGELIO POR TODA LA TIERRA

Los milagros, los esfuerzos misioneros, y las vidas de los santos católicos han sido los instrumentos más importantes de la propagación del Evangelio por toda la tierra. Todo lo que los santos católicos son y han hecho es por la gracia de Jesucristo. Al cooperar con ella, ellos conquistaron espiritualmente al mundo para Cristo, un mundo que tristemente está cayendo en apostasía y abandonando la herencia cristiana católica que lo caracterizaba.

Fue el santo católico San Patricio quien llevó la fe de Jesucristo a Irlanda. Fue el santo católico San Bonifacio quien llevó el Evangelio a Alemania. Fue el santo católico San Agustín de Canterbury quien llevó el Evangelio a tierra anglosajona, a Inglaterra. Fue el santo católico San Francisco Javier quien llevó el Evangelio a Asia y al lejano oriente. En los siglos XVI y XVII, fueron los santos y misioneros católicos, especialmente los jesuitas, quienes trajeron definitivamente el Evangelio a Norteamérica y Sudamérica. Muchas de estas tierras estaban habitadas por gente bárbara y pagana. Esa gente frecuentemente torturaba y asesinaba a los extranjeros y a quienes consideraban enemigos. Al llevarles el Evangelio, aquellos santos se sometían frecuentemente a sufrimientos impactantes y a increíbles combates. Ellos aprendieron meticulosamente lenguajes arcaicos, costumbres y culturas para enseñarles a esas personas sobre Jesucristo y atraerlos a su fe. Algunas veces eran torturados bárbaramente.

A veces tenían que viajar en condiciones casi inimaginables, sufriendo temperaturas bajo cero sin la suficiente vestimenta o dormir en terrenos muy nevados rodeados por la naturaleza salvaje.

JESÚS PREDIJO LA TRADICIÓN ININTERRUMPIDA DE MILAGROS QUE HA SIDO VISTA EN LAS VIDAS DE LOS SANTOS CATÓLICOS

Esta conversión de los paganos también se hizo más fácil por los milagros que Jesús les garantizó a sus santos. Hay una tradición ininterrumpida de milagros en las vidas de los santos católicos que se extiende desde el inicio de la Iglesia católica. Esta realidad, de la cual es fascinante leer en las vidas de los santos, fue predicha por Jesús.

Juan 14, 12: “En verdad, en verdad os digo: El que cree en mí, las obras que yo hago él también las hará; y mayores que éstas hará, porque yo voy a mi Padre”.

La comunión de los santos es bíblica. Orar y venerar a los santos no limita la gloria de Dios. Por el contrario, nos inspira a dirigir toda nuestra vida más celosamente hacia Cristo y a hacer su voluntad, como hicieron los santos. A través de su historia, la Iglesia católica ha permanecido fiel a la enseñanza de Jesús y de la Biblia sobre los ángeles y los santos. Esto es así porque la Iglesia católica es la única verdadera Iglesia de Jesucristo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.